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Caficultores del Tolima llevan su grano de alta calidad al mundo desde Ibagué

  • Foto del escritor: Tatty Umaña G
    Tatty Umaña G
  • 25 sept
  • 4 Min. de lectura
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Caficultores del Tolima llevan su grano de alta calidad al mundo desde Ibagué


El campo tolimense que se abre al mundo


A primera hora de la mañana, cuando la neblina todavía acaricia las montañas del Tolima, hombres y mujeres caminan con sus canastos de fique a la espalda. Es la imagen cotidiana de cientos de familias que, con manos curtidas por el trabajo, cultivan un grano que hoy comienza a recorrer un nuevo camino: desde Ibagué hacia mercados internacionales.


La exportación de café de alta calidad desde la capital musical de Colombia no es solo una noticia económica; es también la confirmación de que detrás de cada taza que se sirve en otras latitudes hay historias de esfuerzo, sacrificio y sueños cumplidos.


Café con rostro humano: familias detrás del grano


En la vereda San Juan de la China, Don Miguel Ángel Ramírez, caficultor de 54 años, recuerda que a los 10 ya acompañaba a su padre a recolectar granos rojos. Para él, el café ha sido más que un sustento: es una herencia que hoy comparte con sus hijos.


“Cuando me dicen que mi café puede llegar a otra parte del mundo, me siento orgulloso. Es como si cada grano llevara la historia de mi familia y de mi tierra”, comenta con una sonrisa tímida, mientras muestra las matas recién florecidas.


Como Miguel, miles de familias tolimenses han vivido por generaciones del café. Sus historias hablan de madrugadas bajo la lluvia, de manos que seleccionan uno a uno los granos maduros y de mujeres que sostienen la economía del hogar con su labor en los procesos de secado y beneficio.


El esfuerzo colectivo que rompe fronteras


El reciente anuncio de que caficultores del Tolima exportarán directamente desde Ibagué marca un hito en la región. Por primera vez, los productores no tendrán que depender exclusivamente de intermediarios en otros departamentos o en Bogotá.


Esto no solo significa mejores precios para los agricultores, sino también un reconocimiento al trabajo colectivo que se ha venido gestando. Asociaciones, cooperativas y pequeños productores han unido esfuerzos para cumplir con los exigentes estándares internacionales de calidad.


Detrás de este logro hay años de capacitación en buenas prácticas agrícolas, procesos de certificación y trabajo comunitario. Cada caficultor entiende que el éxito de uno es el éxito de todos, porque la reputación del café tolimense depende del compromiso conjunto.


Un legado que se renueva con cada cosecha


En Planadas, tierra reconocida por su café de origen, jóvenes como Laura Camacho han decidido quedarse en el campo y continuar con el legado familiar. A sus 22 años, Laura lidera un pequeño grupo de productores que apuesta por cafés especiales.


“Antes muchos jóvenes pensaban en irse a la ciudad, pero ahora vemos que el café puede darnos un futuro aquí. Exportar es una oportunidad para demostrar que lo que hacemos tiene valor en cualquier parte del mundo”, explica mientras enseña con orgullo las notas de catación que alcanzó su última cosecha: fragancia floral y sabor achocolatado.


Estas nuevas generaciones están transformando la caficultura: incorporan tecnología, exploran procesos de fermentación controlada y utilizan redes sociales para contar sus historias. Así, el café deja de ser solo un producto agrícola y se convierte en un relato cultural y humano que conecta a consumidores con productores.


Retos que persisten en la caficultura


A pesar de los avances, los caficultores del Tolima no ocultan los desafíos que enfrentan. Los cambios climáticos, la fluctuación en los precios internacionales y el acceso limitado a créditos siguen siendo obstáculos que amenazan la estabilidad de las familias campesinas.


Doña Rosalba Herrera, productora de Cajamarca, lo resume en una frase: “El café da orgullo, pero también da miedo cuando los precios bajan. Lo importante es que ahora, con estas exportaciones, sentimos que nuestro trabajo se valora más”.


El reto es lograr que los beneficios de la exportación se distribuyan de manera equitativa y que los pequeños productores, quienes representan la mayoría, sean los principales favorecidos.


Lo que significa exportar desde Ibagué


Que el café salga directamente desde Ibagué hacia el exterior es más que un detalle logístico: es un símbolo. Significa que la ciudad se consolida como un nodo de desarrollo para la caficultura del centro del país y que el Tolima comienza a posicionar su marca en el mapa mundial del café.


Los expertos señalan que esta apertura puede dinamizar la economía local, generar empleo en sectores relacionados con la exportación y fortalecer la identidad regional. El café, que ya era un orgullo cultural, se convierte ahora en una carta de presentación internacional.


El café como identidad y esperanza


Para el Tolima, el café es mucho más que un cultivo. Es identidad, cultura y motivo de encuentro. Está presente en la música de los duetos campesinos, en las conversaciones de sobremesa y en la memoria colectiva de los pueblos.


Ahora, con la posibilidad de que su grano viaje desde Ibagué hacia otros países, cada caficultor siente que su esfuerzo cotidiano trasciende fronteras. Como lo expresa don Miguel Ángel, “el café es nuestra manera de decirle al mundo que aquí estamos, que seguimos trabajando y que tenemos mucho por aportar”.


El grano tolimense, con su aroma único y su sabor inconfundible, no solo conquistará paladares en el exterior. También contará historias de resistencia, de esperanza y de un futuro que se siembra día a día en las montañas cafeteras del departamento.


A partir de hoy y hasta el 30 de septiembre la meta es superar los 1500 seguidores en Facebook igualmente en WhatsApp. Si lo logramos haremos una actividad genial llena de premios y sorpresas. ¿Te animas?

 
 
 

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