Graduados del INPEC en Ibagué celebran su logro junto a UNIMINUTO: un paso hacia la transformación personal y social

Graduandos - Suministrada

Ibagué, octubre de 2025 — En medio de un ambiente cargado de emoción, esperanza y orgullo, internos de la penitenciaría de Ibagué celebraron su graduación como tecnólogos y profesionales, gracias a la alianza entre UNIMINUTO y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). Un acto que trasciende los muros y demuestra que la educación es una herramienta real de transformación y reinserción social.

Durante la ceremonia, realizada al interior del centro carcelario, se destacó el esfuerzo de los estudiantes privados de la libertad que, pese a las dificultades, asumieron con disciplina y compromiso su proceso académico. Cada diploma representó años de constancia, noches de estudio y la convicción de que el conocimiento abre caminos hacia un futuro distinto.

Educación con sentido humano

El evento contó con la participación de directivos del INPEC, representantes de UNIMINUTO, docentes y familiares de los graduandos, quienes coincidieron en que este logro no solo pertenece a los internos, sino también a las instituciones que han apostado por un modelo educativo incluyente y restaurativo.

“Formar desde el amor, desde la fe y desde la oportunidad de volver a empezar, es lo que nos mueve como universidad”, expresó una de las voceras de UNIMINUTO, al resaltar la importancia de brindar segundas oportunidades a quienes buscan reescribir su historia.

Por su parte, las autoridades penitenciarias destacaron la relevancia de fortalecer los procesos de educación y capacitación dentro de los establecimientos de reclusión. “Cada título entregado es una semilla de cambio, una posibilidad para que nuestros internos retornen a la sociedad con herramientas para construir una vida distinta”, señaló un representante del INPEC.

Historias que inspiran

Entre los graduandos hubo testimonios conmovedores. Algunos compartieron que, a través del estudio, hallaron un propósito que los motiva a ser mejores padres, hijos y ciudadanos. Otros afirmaron que el aprendizaje se convirtió en un refugio y en una nueva manera de ver la vida.

“Hoy me siento orgulloso de lo que logré. Este diploma no borra mi pasado, pero sí demuestra que puedo ser una mejor persona”, expresó uno de los egresados, visiblemente emocionado.

Un compromiso que trasciende los muros

La iniciativa hace parte de los programas de resocialización impulsados por el INPEC, con el apoyo de instituciones educativas como UNIMINUTO, que desde su misión social y pastoral ha llevado conocimiento, acompañamiento y esperanza a escenarios donde la educación se convierte en una segunda oportunidad.

Para muchos de los presentes, la jornada no fue solo una ceremonia académica, sino una reafirmación del poder que tiene la educación para reconstruir vidas, sanar heridas y abrir puertas hacia una sociedad más justa e inclusiva.